Sergio Colás lleva casi treinta años corriendo el Encierro de Pamplona, o mejor dicho, lleva 30 años impartiendo masterclass del buen correr cada una de esas mañanas en las calles del Casco Viejo de la Vieja Iruña. Sergio es una leyenda viva y activa de la carrera más famosa de este país. Lo conocerán por sus carreras impecables por el centro de la calle y delante de las astas en la calle de los sueños y los miedos.
Da igual el tramo en el que decida correr cada mañana, porque en todos consigue destacar y brillar. Corre en Santo Domingo como si se tratase de Estafeta, corre en Mercaderes como si los toros llevasen el temple de Telefónica.
Fuerza, potencia, gran zancada, una mente y unas piernas privilegiadas y un corazón a pruebas de bombas. Afición, pasión y corazón. Sergio vive el encierro en silencio, no escucha las advertencias, lo vive como si estuviera dentro de una burbuja, pero sobre todo, lo corre con el alma. Pasen y lean las siempre interesantes palabras de uno de los mejores corredores de la historia de la Calle Estafeta:
PREGUNTA: Sergio, antes de nada, ¿cómo has visto este primer encierro de San Fermín 2025?
RESPUESTA: Han subido muy lentos para mí. Mucha pelea y muy encima de los toros y mucha gente llevaba el móvil grabando mientras corría. No he podido disfrutar, pero mañana más y mejor. Sobre todo, lo más importante es que esto bien.
Vayamos a los inicios, ¿cuándo comenzaste a correr y por qué?
En el año 1996, a los 16 años, recuerdo cuando era pequeño que mi abuelo y mi padre me llevaban a ver las vacas y toros en los pueblos… Ahí empezó todo.
¿Ha cambiado mucho el encierro desde entonces?
Bueno, depende del día: si está más masificado o no, si los toros son más veloces o más lentos… Pero que todos los días sean iguales es imposible. Siempre hay mucha gente, nervios, miedo, etc.
¿Cada día es más complicado o difícil correr el Encierro de Pamplona?
Depende del día y también es cuestión de suerte… En el encierro hay aproximadamente 2.000 personas, así que ponerse delante del toro no es nada fácil.
Has estado décadas brillando en Estafeta; sin embargo, últimamente, podemos verte en Estafeta, pero también en Ayuntamiento, Mercaderes y comienzo de Estafeta con más frecuencia que antes, ¿por qué ese cambio?
Estafeta siempre ha sido mi calle favorita, pero como ya llevo muchos años corriendo… la primera vez que cambié fue para correr junto a mi padre y mi hermano Alan, en Santo Domingo y Ayuntamiento. Desde entonces, algún año, si me lo piden o si me veo con ganas, cambio de sitio por sorpresa. También porque me apetece probar otros tramos… (risas).
¿Qué tiene de especial cada uno de esos tramos?
Cada tramo tiene sus sensaciones y particularidades. Por ejemplo, en Santo Domingo no puedes estar tan cerca del toro como en Estafeta, y además el tiempo de carrera es mucho más corto. Cada parte del encierro se vive de forma diferente.
En ocasiones, te he visto salir desde el final de Santo Domingo y terminar tu carrera delante de los toros al comienzo de Estafeta. En esos tramos los toros, literalmente, vuelan. ¿Cuál es el secreto?
Bueno, tengo las piernas preparadas para aguantar esa velocidad, así que intento templar y mantenerme sin jugarme la vida ni molestar a los demás. Ese día, además, hubo suerte: encontré huecos y pude correr sin estorbar a nadie.
¿Cómo eliges dónde vas a correr cada día?
¡Ja, ja! Mucha gente me pregunta: “¿Dónde vas a correr mañana?”. La verdad es que muchas veces lo decido 15 minutos antes del encierro…
Otras veces, incluso faltando solo 2 minutos, estoy por la bajada de Javier, veo cómo está la situación y, según eso, decido. Una vez me vi ahí y terminé bajando corriendo hacia Santo Domingo (risas).
¿Cómo es posible ver esos huecos con la masificación que hay en Pamplona y la velocidad y violencia que lleva la carrera?
Es normal, porque todo el mundo quiere correr. La “violencia” muchas veces viene de los nervios, el miedo y de querer ponerse delante de los toros… pero eso sí, no se toca ni a los toros ni a los bueyes, eso jamás. Y lo de los huecos… los veo porque no hay cabezas de corredores ahí —¡y entonces a volar! (je, je).
El año pasado, corriste de salida en Santo Domingo, ¿te queda algún reto por cumplir en el encierro?
Pues creo que ya he completado todos los tramos que he corrido… bueno, solo me falta entrar con los toros a los corrales de la plaza de toros, ja ja ja. ¿Y tú cómo me viste? ¿Cuál crees que me falta?
Increíble como siempre. Te faltaría salir de los propios corrales con los toros… creo que el resto lo has corrido todo, jejeje.
¿Cómo se gestiona el miedo en el encierro?
El miedo lo tenemos todos, eso es normal. Pero, sinceramente, yo tengo más miedo a los corredores que a los toros…
Porque nunca sabes qué puede pasar delante de ti: alguien puede cometer un error, caerse o cruzarse, y eso puede provocar algo muy peligroso para los demás. Eso es lo que más respeto me da.
El día del montón de 2013, tú estabas corriendo en el Ayuntamiento, ¿intuición o es que viste demasiada gente ese día?
La decisión la tomé 15 minutos antes de que empezara el encierro. Estábamos mi padre Txema, mi hermano Alan y yo en Santo Domingo, y de repente decidí ir a correr con ellos en ese tramo donde solían correr (aunque ya no lo hacen).
Fue por casualidad que ese día se formó el montón… Muchos me dijeron después: “¡Qué suerte que estabas en el Ayuntamiento!”. Y la verdad es que ese día corrí muy a gusto también.
¿Cuál es el mayor susto que te has llevado en la calle? ¿Cuvillo 2017?
Sí, ese ha sido mi mayor susto: me hicieron una herida de 4 cm en la axila. Fue con los toros de Núñez del Cuvillo.
Yo intenté seguir corriendo porque sabía que el toro venía muy rápido, pero el problema fue que el corredor de delante no iba tan deprisa, así que acabamos chocando —él por delante, yo por detrás— y ahí pasó todo.
¿Tu mejor carrera o el encierro del que tengas mejor recuerdo?
Uff… no sé decirte cuál ha sido mi mejor carrera o encierro. La verdad es que tengo muchos recuerdos y todos los disfruto muchísimo, da igual si fue mejor o peor. Cada uno tiene algo especial, y eso es lo que me quedo.
¿Tienes ganadería favorita?
Ahora mismo, mi favorita es Jandilla. Pero la verdad… antes de retirarme, me gustaría probar con los toros de mi gran amigo Miguel Reta, de Reta de Casta Navarra. Dicen que pueden ser más “picantes”, pero nunca se sabe… (risas).
¿Eres supersticioso o maniático?
Creo que sí, soy un poco supersticioso. Siempre llevo la camiseta y el pañuelo de mi padre, y también las medallas que llevo en el collar.
Si tuvieras que definirte como corredor con una sola palabra, ¿cuál sería? ¿Y por qué?
Disciplinado. Porque para esto hace falta estar bien preparado físicamente y también concentrado mentalmente. Sin disciplina, no se puede correr de verdad delante del toro.
¿Qué has aprendido tú del encierro que te haya servido en la vida?
Aprendo en cada encierro. Me ha enseñado a observar, a entender cómo se mueven los toros y a adaptarme a cada situación. Eso me ha servido también en la vida: estar atento, reaccionar con calma y saber que cada día es diferente y hay que enfrentarlo con respeto y concentración.
¿Qué significa San Fermín para ti?
Para mí, San Fermín lo es todo. Es el encierro, los gigantes, las corridas, los fuegos artificiales… pero, sobre todo, es estar con los amigos y la familia. Son días muy especiales que espero con mucha ilusión cada año.
¿Y el Encierro de Pamplona?
Es lo más lleno de adrenalina de todos los Sanfermines. Para mí, el encierro es la esencia de la fiesta, una tradición con muchos años de historia. Es respeto, emoción, miedo y pasión… todo en unos segundos.
¿Qué otros encierros has corrido y cuál de esos otros es el que más te gusta?
He corrido en muchos sitios: San Sebastián de los Reyes, Tafalla, Tudela, Vall d’Uixó, Peralta, Colmenar de Oreja, Valdemorillo, Lodosa, Ciudad Rodrigo… pero, sin duda, con el que me quedo es con Pamplona. Es el que más me gusta.
¿Qué consejo darías a alguien que quiere empezar a correr?
Hay que ir poco a poco, con calma. Lo primero es entender bien cómo funciona todo: conocer el recorrido, saber qué tramos hay y cuál es el más adecuado para empezar. Y sobre todo, escuchar consejos, observar mucho y tener mucho respeto al toro y a la carrera.
Cuando vi el documental “Sergio”, se me saltaron las lágrimas cuando aparece Alma en él y cada vez que lo veo, me vuelve a pasar. ¿Cómo te apoya ella con el encierro y cómo lo vive?
Ella me apoya en todo. Me abraza, me desea mucha suerte… Cada mañana antes del encierro, nos ponemos muy serios y también muy nerviosos. Es un momento muy especial, difícil de explicar. A veces me quedo con la mente en blanco porque necesito estar tranquilo, concentrado, y tenerla cerca me da mucha fuerza.
¿Cómo definirías la amistad dentro del mundo del encierro?
La amistad es algo fundamental. Lo primero que hacemos al terminar el encierro es ir al punto de encuentro, vernos todos y asegurarnos de que estamos bien. Ese momento de ver que tus amigos han salido sanos es una de las cosas más bonitas que tiene esto.
Una de tus aficiones es la fotografía, háblame de ella, ¿qué te aporta? ¿Te gusta fotografiar toros?
Una de mis grandes aficiones es la fotografía. Es algo que me ha acompañado desde pequeño, gracias a mi abuelo, quien fue el primero en enseñarme a usar una cámara de carrete de las antiguas. Más adelante, también aprendí de mi padre… de hecho, aún conservo en casa su Nikon F-801, que en su momento le “tomé prestada” porque me fascinaba todo lo que se podía capturar con ella.
Con el tiempo, la fotografía se convirtió en una forma de desconectar, de observar el mundo con otros ojos, de guardar momentos que quizá no se repiten. Lo que más me gusta es fotografiar toros, vacas y becerros, sobre todo en el campo. Estar ahí desde que amanece hasta que atardece, viendo cómo cambia la luz y cómo se mueven los animales en su entorno natural, es una experiencia única. Es algo que no se ve todos los días, y tener la oportunidad de capturarlo con la cámara es un verdadero privilegio.
Otra de tus aficiones es correr. ¿Participas en carreras a raíz de correr el encierro o viceversa?
Otra de mis aficiones es correr, sí. En realidad, empecé a entrenar más en serio precisamente por los encierros. Para correr un encierro, hace falta estar en buena forma, tener reflejos, velocidad y resistencia, así que me metí de lleno a hacer series, técnica de carrera y todo lo necesario para estar preparado.
Con el tiempo, además de entrenar para los encierros, le cogí el gusto al running en general, y también al trail y a la bici. Me gusta mantenerme activo, sentirme en forma, aunque ya tengo una edad… (risas). Pero eso sí, mientras el cuerpo aguante, seguiré dándole.
Me decías hace un tiempo que antes sí te podías guiar por las vibraciones en el encierro, pero que ya no. Háblame de ello.
Sí, antes sí que me guiaba más por las vibraciones en el encierro. Disfrutaba más, había más huecos para correr, más respeto entre los compañeros… Entonces podías sentir mejor esas vibraciones: los toros, el suelo, el ambiente… Te dejabas llevar por las sensaciones.
Ahora es distinto. Se ha perdido un poco ese espacio y ese respeto. Hay más gente, más toques, más empujones, la gente va más encima unos de otros… y eso hace que ya no puedas sentir lo mismo. En lugar de vibraciones, ahora sientes empujones, codazos, tensión.
¿Sigues soñando con la carrera perfecta? ¿Existe?
La verdad es que no hablo de “la carrera perfecta”, ni es algo con lo que sueñe. Siempre que me preguntan “¿qué tal ha ido?”, yo contesto: bien. Para mí lo más importante no es que sea perfecta, sino disfrutar lo que pueda y, sobre todo, acabar bien, sin ningún percance.
El corredor, ¿nace o se hace?
El corredor nace y se hace. Se necesita un don, sí, pero también entrenamiento, corazón y estar ahí cada día. No es sólo suerte: es instinto, preparación y pasión.
¿El Encierro es un acto de superación personal para cualquier persona?
Sí, para mí el encierro es una forma de superación personal. No solo es correr, es enfrentarte al miedo, mantener la calma y respetar lo que estás haciendo. Cada carrera te enseña algo y te hace crecer por dentro.
El cinco de mayo escribí un artículo sobre los cinco sentidos en San Fermín. Esos días, todo suena: el cántico al Santo, el cohete, los adoquines, las pezuñas, los bufidos de los toros, los gritos, las dianas, los cencerros, los golpes, los aplausos, las sirenas, los murmullos…Tú te pierdes esos sonidos. Y, sin embargo, cada mañana demuestras que el encierro no entiende de sonidos. Yo escribí que tú lo corres con el alma. ¿Cómo sientes tú el encierro?
Pues la verdad, para mí es un silencio total, no solo durante el encierro, sino también en medio de toda la fiesta de San Fermín. No sé muy bien cómo explicarlo, pero cuando estoy corriendo siento que entro en una burbuja, aislado de todo lo que pasa alrededor. Es como si todo se detuviera y solo existiera ese momento.
Aunque no escucho los sonidos, lo vivo con mucha intensidad y lo corro con el alma, como tú dices.
Que maravillosa entrevista y que grande es Sergio Colás. Le deseo un Feliz San Fermín y que pueda hacer magníficas carreras.
Muchísimas gracias!!! Jorge y espero que tú también podrás disfrutar a verlos los encierros!! Abrazos!
Sergio es desde hace años el mejor corredor pero como persona humana eso no tiene clasificación para quien no le conozca sus piernas son como el hierro de una vigorosa no esagero disfruta de la fiesta suerte y al toro un abrazo
Muchísimas gracias Emilio!!! Nos vemos pronto
un abrazo!!!
Para mi Sergio es el mejor. Hay muchos corredores buenos. Pero el es muy campechano y buen compañero. Es un buen AMIGO.
Gracias por ser parte de mi vida. 🤟
Qué grande Sergio!!!
Eres muy buen corredor y eres muy buena persona y además con Alma a tu lado que es un amor!!!
Disfrutar de los sanfermines!!!
Os quiero un montón 😘
Campeón!!!