Nacho Royo, con raíces aragonesas en Lécera, nació en Valencia y desde hace tres años está afincado en Zaragoza. Hace apenas dos semanas, el sábado 3 de mayo, Fusilera, 122 de Hermanos Marcén, lo mandó al hule en el Concurso de Roscaderos de Casetas. Una cogida que nos dejó sin aliento, una cornada que nos heló la sangre en una noche lluviosa, con el cuerpo cortado. Afortunadamente, no fue tan grave como aparentaba y la recuperación va viento en popa.
Aficionado a los toros, al toreo y a la suerte de varas, en Zaragoza descubrió su gran pasión: El Roscadero. Hoy, en esta entrevista, Nacho repasa con serenidad, sinceridad y una madurez admirable todo lo ocurrido. Nos habla de su recuperación, de cómo vivió la atención médica y del cesto: esa pasión que lo atrapó desde que probó por primera vez el mimbre. También habla del compañerismo, de la responsabilidad y de la amistad. Con sólo tres concursos a sus espaldas, pero con muchas horas en la calle y una afición desbordante, nos abre las puertas de su historia y de su cuadrilla, donde la confianza, el apoyo y la entrega lo son todo.
Pasen, lean, disfruten de las palabras de Nacho y adéntrense en el universo del roscadero: una tradición aragonesa que llena plazas y emociona a todo aquel que la presencia.
Pregunta: Nacho, antes que nada, ¿cómo te encuentras? ¿Cómo va la recuperación?
Respuesta: Bien, va bastante bien. Se me bajó la inflamación a la rodilla y aún me cuesta un poco menearla, pero, puedo andar, así que bien. La herida no se me ha infectado ni nada y el lunes me quitan los puntos, así que genial.
¿Cómo recuerdas ese momento?
Pasó todo muy rápido: venía de que me había resbalado en la entrada de antes por ir a citar a la vaca; con la emoción del momento piensas “no me va a volver a pasar, ni de coña” y con ese calentón volví a salir, me acerqué demasiado, la vaca pegó muy por fuera y me quedé completamente destapado. Entonces me enganchó, fue todo muy rápido.
Te quedaste vendido delante de la vaca…
Claro, me quedé completamente delante, me tiró al suelo, me pegó el revolcón y yo me levanté. Y sin más, la verdad es que no me noté absolutamente nada.
“Me levanto y mi primera reacción es volver al roscadero”
Fue muy certera…
Sí, viendo el vídeo se ve que tiene que ser cuando me da la vuelta, pero no me enteré, no me di cuenta, no noté absolutamente nada. De hecho, yo me levanto y mi primera reacción es volver al roscadero.
¿Te das cuenta tú o se dan cuenta los demás?
Se da cuenta Saúl Pardo. Vino y me dijo: “Nacho, mírate las piernas”. Entonces, vimos como que tenía una manchita de sangre y no le di más importancia. Pero, de repente, con el latido, supongo, salió un chorretón y ya dije: “Esto va a ser más de lo que pensaba”.
“Sabía que, aunque la llevara, tan grave no iba a ser”
Cuando pasaste por mi lado en el callejón, la cantidad de sangre que se veía era una barbaridad. De hecho, pensé que era mucho más grave de lo que luego realmente ha sido y nos quedamos todos con el cuerpo cortado. ¿Tú en ese momento también lo pensaste?
Fue muy escandalosa porque había muchísima sangre, pero iba bastante tranquilo. Como en un primer momento había querido ir al roscadero, luego fui andando hasta el callejón, aunque no miré, porque nunca quieres mirar porque siempre piensas en lo peor; iba bastante tranquilo.
Muy importante mantener esa calma y estar tranquilo. En su día, Julen Madina, cuando el toro le metió cinco cornadas, dijo que él en todo momento se mantuvo tranquilo porque, si no, el corazón bombea más sangre y es peor para las cornadas….
Pues mira, una cosa que no sabía. Pero, al no sentir nada de dolor y el ver que había podido andar después de la cornada era algo que me hacía estar tranquilo. Ni en la ambulancia ni en ningún momento me puse nervioso; sabía que, aunque la llevara, tan grave no iba a ser. Además, nunca te quieres poner en lo peor. En todo momento estuve muy tranquilo.
“Mi experiencia en la ambulancia fue un poco caótica.”
En el mensaje que pusiste en Instagram dijiste “del servicio de ambulancias hablamos otro día”, ¿quieres hablar ahora?
Mi experiencia fue un poco caótica. Cuando entré en la ambulancia, tengo el recuerdo un poco disperso, porque aunque estuviera tranquilo, pues estás con la tensión de la cornada y todo pasa muy rápido. Lo primero que me dejó un poco raro es que estaban buscando torniquetes y no los encontraban; abrieron varios botiquines y no había torniquetes. Saúl Pardo trajo un torniquete de la otra ambulancia. Además, me pincharon una medicación que me debió de hacer un poco de reacción alérgica y me pusieron una mascarilla con oxígeno, pero el oxígeno de la ambulancia no funcionaba, no lo podían hacer funcionar. Al final, me pusieron oxígeno como de un aparato auxiliar que tenían por ahí. Tú estás en una ambulancia y piensas que las cosas debían ir más rodadas y estar más controladas. Noté mucho descontrol.
Más seguridad, ¿no? Como que no estaba lo suficientemente preparado el sistema de ambulancias, ya no la parte humana, sino la ambulancia en sí, la organización previa, ¿no?
Eso es, como que no tenían las cosas controladas, de “vale, pues aquí están los torniquetes, aquí está esto, aquí está lo otro, el oxígeno funciona de esta forma…” Me quedé un poco desencantado por eso; suerte que no llevaba algo más grave, porque se podría haber complicado la cosa.
“En la ambulancia: “debería estar aquí en buenas manos, debería estar tranquilo y debería estar todo controlado”.”
Al menos estabas cerca de Zaragoza….
Eso, estaba en Casetas, y en apenas diez minutos desde que salimos ya estaba en el hospital. Pero, claro, ese momento en que te meten en la ambulancia hasta que todo se aclara… dices: “debería estar aquí en buenas manos, debería estar tranquilo y debería estar todo controlado”.
En Navarra, por ejemplo, las ambulancias funcionan a la perfección; sin embargo, en Aragón…
He hablado con algunos compañeros que también han tenido la mala suerte de tener que pasar por la ambulancia y muchos coinciden en que es una lástima que nos tengamos que ver en esas situaciones.
“Esta gente está loca, qué necesidad de aguantar así a un animal, que te pegue y te reviente el pecho…”
Vamos a la parte bonita del cesto: ¿cómo nace tu afición por el roscadero?
Soy muy aficionado de siempre a los toros, al festejo mayor; me gusta mucho ver a los toros y verlos bien, verlos en el caballo y que todos los tercios de una lidia se den como se tienen que dar. Yo soy de Valencia, nacido allí, y hace tres años vine a Zaragoza a vivir; había oído hablar del roscadero, pero nunca había profundizado en ello. Entonces, en Villamayor de Gallego, hablando con los amigos de los toros, las vacas y el caballo… me dicen: “A ti lo del roscadero te tiene que gustar, lo tienes que probar…”
Y lo de siempre, lo ves y piensas: “Esta gente está loca, qué necesidad de aguantar así a un animal, que te pegue y te reviente el pecho…”. Pero es hasta que lo pruebas, cuando lo pruebas, te ves ahí, sientes esa sensación… Aunque en los concursos salgo detrás, a mí lo que realmente me gusta es ponerme en el medio.
¿Al centro de llevador?
Sí, cuando ves a la vaca arrancarse de lejos, que te pega bien, que pega por abajo, que te está empujando, que estás andando para atrás, que la cuadrilla vais todos a una, que la estás girando, que incluso, a veces, te da la sensación de que la puedes torear con el roscadero… Pues eso lo pruebas una vez y ya quieres más y más y más y más.
Un veneno, una droga
Sí, es una sensación que a gente que no lo ha vivido nunca es muy difícil explicárselo y que lo puedan llegar a entender.
¿Cuántos concursos llevas?
Tres, seguramente soy el roscaderista que menos concursos lleva de todos. (Risas)
La Puebla de Alfindén, Casetas, ¿y?
Alagón el año pasado.
Duquesa, de Alejandro Cantín: “Sabía que esa vaca era la más difícil del concurso”
En La Puebla de Alfindén os tocó lidiar con Duquesa, la número 509… una auténtica locomotora de Cantín. Fue una actuación de muchísimo valor en la que lo disteis todo, aunque acabó con la eliminación. ¿Cómo recuerdas ese momento? ¿Qué se te pasa por la cabeza cuando una vaca entra así, con esa fuerza, y sentís que se os viene el mundo encima?
Esa vaca la conocía; Alejandro Cantín es conocido y hemos ido a muchas sesiones de Cantín. Y, aunque era una vaca que no había salido, sí que la había visto muchas veces. Sabía que esa vaca era la más difícil del concurso, pero con diferencia.
Sí, os tocó el premio gordo
Pero sabía que si me tocaba esa vaca, la podíamos parar. Es una vaca que pega mucho, pero no pega mal. Cuando esa vaca pega y nos empieza a hacer andar para atrás, andar para atrás, andar para atrás, intenté girarla y vi que era imposible. Cuando la giramos sobre la línea, pensé que ya estaba; me quedé muy relajado pensando que lo más complicado ya estaba hecho.
Cuando os lleva de lado a lado y conseguís aguantar, y aguantar dentro del círculo, girando, que era complicado, la plaza se viene arriba porque todos pensamos que ya la tenías… pero, la vaca tenía casta…
Sí, es vaca mucha. Luego, tuvimos la mala suerte de que no llegó a salir y el primer golpe y el segundo casi que se solapan. Cuando vamos en el segundo hacia detrás es cuando yo me tropiezo y caemos, que es cuando Félix se quedó ahí enganchado al roscadero como un puma.
A Félix le pasaron los cuernos muy cerca por todos lados…
Sí, Félix para eso tiene una afición y una sangre fría que es increíble. Ese tío es sangre fría; yo sería incapaz. Me veo en esa situación y soy incapaz, pero el tío se queda ahí con dos pelotas y lo aguanta. Cuando volvemos a formar, sabíamos que lo más difícil estaba hecho, lo que pasa es que ya ves cómo es la suerte, nos pega el tercer o cuarto golpe y justo Félix cae con el tobillo doblado y ya no tenemos nada que hacer, es imposible ya.
Fue una pena esa lesión de Félix después de lo que había aguantado…
Sí, fue una verdadera lástima porque además era la primera vaca de Félix en toda la temporada. Se dice pronto, pero sí, de hecho de Felix y de Rubén también.
“Fue Felix el que se echó la cuadrilla a las espaldas y dijo “para adelante””
Háblame de tu cuadrilla, ¿cómo nació? ¿Qué significa para ti tu cuadrilla?
Roscaderos Lécera comenzó siendo una cuadrilla de amigos que nos gustaba el roscadero; comenzamos siendo “Roscaderos Campo de Belchite” porque al final es la comarca a la que pertenecemos, y empezaron a llamar para exhibiciones. Al principio, yo no formaba parte de la cuadrilla; se me propuso, pero cuando ellos toman la decisión de comenzar a salir en los concursos, yo lo veía como muy lejano, pensaba que no teníamos la preparación necesaria para un concurso. Pero fue Felix el que se echó la cuadrilla a las espaldas y dijo “para adelante”. Entonces llamaron a Darío.
¿Esto cuándo fue?
La primera temporada fue en 2023. Roscaderos Campo de Belchite nació en el 22, pero la primera temporada seria de concursos fue 2023, que de hecho fueron al Pilar.
¿Y tú comienzas en 2024?
A salir con ellos, sí, mi primer concurso es en Alagón 2024, pero llevaba saliendo al cesto fuera de concursos desde los primeros festejos de después de la pandemia.
“El cesto es sacar lo mejor de ti ante la adversidad”
¿Qué es el cesto para ti?
El roscadero es una manera de evadirte un poco de todo, de probarte a ti mismo, de enfrentarte a tus miedos, porque al final a todo el mundo le da miedo ponerse delante de un animal con cuernos, y el que diga que no pasa miedo miente. Al final, es una forma de superar tus miedos y sacar lo mejor de ti ante la adversidad y ante tener algo delante que, aparentemente, puede contigo, para poder lidiar con lo que sea. Y eso lo puedes extrapolar a cualquier cosa de tu vida.
¿Cómo le explicarías a alguien que no ha visto nunca un roscadero lo que es la suerte del cesto?
La suerte del roscadero consiste en, con una cesta muy grande de mimbre, conseguir que la vaca vaya de fuera a dentro de los círculos y pegue en el roscadero el mayor número de veces en tres minutos. Lo que tienes que conseguir es aguantar el golpe de la vaca y girarla para que la vaca no se sienta tampoco muy podida.
Esto es como el caballo de picar en Madrid: si un toro de 500 kg se pega contra una pared de 700, el toro se viene abajo, y tú en un concurso de roscaderos lo que quieres es que la vaca pegue las más veces posibles. Entonces si la vaca se pega contra una pared en seco, que pocas veces pasa, es muy complicado que la vaca repita. Ahí va la habilidad de la cuadrilla y la mentalidad de andar más o menos, en función de lo que puedan, para que la vaca no se raje.
“Cada vez los roscaderistas son más ágiles, más fuertes, saben moverse mejor”
Igual que en Madrid —y en otras plazas— vemos caballos cada vez más grandes, pesados, preparados, como un muro, hasta el punto de que un toro muy bravo, como Brigadier de Pedraza de Yeltes, que con 667 kg apenas pudo mover al caballo ayer… ¿Crees que algo parecido puede estar ocurriendo en los concursos de cestos? Que cada vez están más preparados, con tacos, reforzados, ¿dificultan que la vaca pueda emplearse igual o que se tope con un muro?
El cómo se montan los roscaderos es un mundo… En la Ribera Baja se sale con un taco, en las Cinco Villas se sale con la cruceta; en cada zona hay una manera de montar el roscadero. Pero en lo que sí he notado un cambio grande, y es bastante evidente, es que las cuadrillas cada vez están más preparadas físicamente. Antes, el del medio y el de atrás eran gente muy grande, entonces la vaca pegaba e igual no los meneaba, pero las vacas han ido a más; si los que están en el roscadero no son gente ágil, no se pueden mover al ritmo que empuja la vaca. Cada vez los roscaderistas son más ágiles, más fuertes, saben moverse mejor y la manera de entrenarse es enfocado a lo mismo.
Tentadero tradicional
Más que la fuerza física, que también es importante, puede que sea la capacidad técnica de la cuadrilla. Por ejemplo, una de las cuadrillas más fuertes es la cuadrilla de Gallur, que no es una cuadrilla físicamente super fuerte; sin embargo, nadie menea el cesto como ellos: mucha técnica, experiencia y confianza en el resto de la cuadrilla…
Cuadrillón exagerado. Torean al animal con el cesto. Son años y años, y vacas y vacas, y salir siempre con los mismos… Con el que más relación tengo de la cuadrilla de Gallur es con Saúl Frescané y es un tío que te sale al medio, te sale al palo, te sale atrás, al otro palo… se mueven en todos los sitios. Y Chus Zaldívar detrás es espectacular y cuando la vaca está parada te recorta que vamos…
¿Qué le dirías a la gente que, desde fuera, no entiende el valor ni la dureza del trabajo de los roscaderos?
En el roscadero se ve muy bien la bravura de un animal contra algo que le está costando. La vaca va, se pega y tiene que seguir empujando, y ahí es donde se ve si la vaca va por abajo y empuja de verdad metiendo riñones, o si la vaca cabecea, o si pega dos golpes y no quiere venir más… Es una manera de ver a los animales.
“Volvería a salir, pero pensándolo, me siento superegoísta.”
¿Tienes ganas de reaparecer y quitarte esta espina?
Te mentiría si te dijera que no; para mí el roscadero, igual que me ha dado la cornada, también me ha dado muchos momentos muy bonitos y sensaciones muy buenas. El tema de reaparecer o no… es que ya entran más factores. Una afición como esta, en la que te juegas tanto, es una afición dura en la que, realmente, tienes poco que ganar entre comillas y mucho que perder. Y al final, tú pierdes, pero tu familia también pierde mucho: tu familia, tu novia.
Esa sensación de estar en la ambulancia y no saber si han llamado a mis padres y que cuando los llamen, lo que les van a decir, el sufrimiento que van a pasar hasta que me vean; mi novia que estaba en el pueblo y tuvo que hacer 60 km hasta Zaragoza porque la llamaron y le dijeron que a su novio le había pegado una cornada una vaca. Entonces, llega un momento en que esas cosas pesan más que otras.
¿Todo eso pesa más que la afición?
Claro, es que ahí viene el dilema. Yo, por supuesto, volvería a salir, pero pensándolo, me siento superegoísta. No te digo que no vuelva a salir nunca más, no te digo que este año vaya a salir, no te digo que el que viene no vaya a salir, pero no lo sé.
“Jesús, la 122, por favor”
¿Igual está todo demasiado reciente?
Puede que sí. La afición es mucha, pero la responsabilidad de no dar un disgusto a tu familia también, y hay que meter en la balanza todo. Si fuera por mí, mañana cuando esté curado de la cornada, voy a Marcén y le digo: “Jesús, la 122, por favor, que no me quiero quedar con esta sensación”. Y le pido la misma vaca y tres minutos con ella.
Vacas en el recuerdo
¿Hay alguna vaca que recuerdes especialmente?
Recuerdo una vaca de Iván López en Azuara, cerca de Lécera, una tarde de agosto, la 114 o 124, una señora vaca de la leche. Montamos el cesto y dijimos: “la siguiente salimos”. Cuando la vimos aparecer, tragamos todos saliva y dijimos “bueno, esto es lo que nos ha tocado y con esto hay que lidiar”. La vaca pegó muy bien, nos hizo andar, pegaba por abajo, empujaba.
¿En calle o en plaza?
En la calle. En plaza, en tierra, recuerdo la 306, Listilla, de Los Maños en Villamayor de Gallego. Salimos: Fran Fernando, Iván Lorao y detrás de mí Denis. Una vaca engatilladita que pegaba de escándalo. ¡Cómo disfrutamos con esa vaca!
“Por encima de cualquier vaca, por encima de cualquier sensación: amigos”
¿Qué es lo más bonito que te ha dado el mundo del roscadero?
Amigos, sin duda alguna. Por encima de cualquier vaca, por encima de cualquier sensación: amigos. Gente con la que sé que puedo contar, que me han demostrado todo su cariño desde que nos conocemos, y a raíz de la cornada les ha faltado tiempo para llamar y para venir a verme.
Imagino que has recibido muchos mensajes de apoyo…
Sí, los dos días después era un no parar. Siempre te llama mucha gente cuando pasa algo así, pero siempre hay esos determinados que te llaman, que te vienen a ver, que se preocupan y que sabes que están preocupados de verdad. El roscadero me ha dado eso, muchos amigos que sé que voy a conservar toda la vida o muchísimos años, estoy 100% seguro.
¿Qué se necesita, más allá de valor, para ser buen roscaderista?
Se necesita mucha determinación, mucha afición y ser muy echado para adelante. Tener esa cualidad de crecerte ante situaciones que no tienes controladas.
¿Qué se siente cuando ves salir por la puerta de chiqueros a una de las de Marcén?
Cuando te anuncias con Marcén, sabes que la vaca de Marcén empuja distinto. La vaca de Marcén que empuja lo hace con todo, y si le da por meter riñones, la cabeza dentro y no parar de empujar, te las vas a ver muy muy canutas para poder girar el cesto. Sabes que el duelo va a ser de punta a punta del círculo, si no te saca. El duelo va a ser de poder a poder.
“Luego tienes que hacernos una buena crónica”
Ese día, casualidades del destino, cuando llegué a Casetas me ayudaste a aparcar, justo detrás de tu coche “con bola” —incluso te ofreciste a moverlo—. Cuando fui a por el coche para volver a casa, al verlo aparcado se me puso más nudo en el estómago. Fue raro, no sé explicarlo muy bien; me venían a la cabeza las palabras de “luego tienes que escribirnos la crónica”.
Sí, yo te indiqué y te dije: “luego tienes que hacernos una buena crónica”. (Risas)
En esos momentos sólo podía pensar: “maldito destino, lo que voy a tener que contar en la crónica…”.
Lo que son las cosas…
¿Quién se llevó el coche?
Se lo llevó Rubén; veníamos los dos desde Lécera solos, así que se llevó la furgoneta y la dejó aparcada al lado del hospital. Tenían mis cosas los compañeros, llevaba una riñonera con las llaves del coche, el móvil y se las di a un amigo. En la ambulancia no me dejaron coger nada, así que se lo quedó todo Rubén y ya cuando salí del quirófano me lo dieron todo.
“El único espectáculo taurino en el que existe un golpe físico buscado entre la cuadrilla y el animal”
Me escribió Lona para informarme de que estabas bien.
Yo lo de la crónica lo llevaba en mente, por eso te escribí para decirte que no te preocuparas si subías el vídeo, que si se veía la cogida, que se viera. Al final esto que me ha pasado a mí es la verdad. El roscadero, y los forcados, es el único espectáculo taurino en el que existe un golpe físico buscado cien por cien entre la cuadrilla y el animal. Lo mínimo que te puede pasar es una cornada, una costilla rota, una pierna rota… es decir, la verdad de lo que haces y de lo que te expones.
La diferencia entre el forcado y el cesto, entre otras cosas, es que en los forcados no vas a medir la bravura del animal.
Claro, es que en el cesto buscas que la vaca pegue las más veces posibles. Entonces es un golpe, otro, otro, otro, y quieres cada vez más. Es un valor añadido y gusta tanto por eso. Sabes que si vas a un concurso de roscaderos, mínimo vas a ver diez golpes y la cuadrilla, mínimo un golpe, sí o sí, se va a llevar. Creo que hay que darle mucho valor a los roscaderistas porque buscan un golpe físico contra un animal; en el resto de modalidades no se busca: en los recortes buscas recortar, en el toreo buscas dominar la embestida del animal para que tú con tu muleta o tu capote desvíes la embestida natural del animal, pero en el roscadero no, en el roscadero lo que buscas es ir directo a por el animal y que el animal llegue y te pegue con todo.
Lucir al animal.
Eso es.
“El objetivo de esta temporada era El Pilar”
En los concursos de roscaderos la gente vibra y se levanta de sus asientos, tal vez más que en otro tipo de festejos. ¿Crees que es por esa verdad?
La gente que va a ver cualquier festejo se identifica mucho con lo que está pasando en el ruedo. Pero, en el roscadero, ese reto la gente se lo apropia y la gente lo siente muy dentro y ellos mismos se imaginan que ellos no podrían o que igual sí. Por eso la gente lo valora tanto, porque es tan complicado y directo el duelo entre la persona y el animal, que eso hace al público levantarse, aplaudir, gritar… Cuando sales a un concurso no escuchas nada, vas a lo tuyo y no oyes nada, pero cuando giramos a Duquesa en La Puebla de Alfindén, el cómo se vino esa plaza arriba… vamos…
Imagínate eso en Zaragoza…
Eso tiene que ser… De hecho, el objetivo de esta temporada era El Pilar. El año pasado la cuadrilla no pudo ir a Zaragoza; tuvo la mala suerte de sacar vacas muy fuertes en los concursos. En Alagón nos tocó la 281, Marfileña, y fue un visto y no visto. Así que este año queríamos ir y demostrar que la cuadrilla de Lécera está completamente capacitada para salir, para hacer disfrutar a la gente y para medirse a las vacas más serias de todo el circuito. Ese era el objetivo.

“Hemos empezado con los dos pies torcidos y al revés. “
Habéis empezado un poco con el pie cruzado…
Un poco no, hemos empezado con los dos pies torcidos y al revés.
Hay mala suerte, y luego está lo de la cuadrilla de Lécera…
Es que además veníamos de que a nuestro citador, David Marín, le habían operado de apendicitis, luego se tuerce el tobillo Felix, luego el accidente de tráfico de Enrique, luego me pilla a mí la vaca en Casetas… y Rubén ya decía: “el siguiente soy yo, vamos a parar un poco”.
Y Darío con la rodilla tocada…
Eso es, y Dario encima con lo que lleva en la rodilla ,que lleva su penitencia.
¿Qué sueño te gustaría cumplir con el roscadero?
Ganar en Zaragoza con una buena actuación, con una vaca que empuje, que exija y que te las ponga canutas.
¿Ganar o mejor actuación?
Ganar con la mejor actuación, pero si tuviera que elegir, es posible que hacer la mejor actuación. Lo que le pasó a Fuendejalón con la 88 y dejar una actuación para la historia, que la gente valore lo que has tenido que tragar.
¿Quieres dejar un último mensaje?
Agradecerte la labor que haces porque no hay gente que haga crónicas y dedique tiempo a algo que lleva tanta afición a las plazas, porque se llenan todas las plazas y es muy importante esa labor; y animar a la gente a que se acerque al roscadero, que lo pruebe, que se aficione, que vaya a las plazas, que las llene y que sobre todo disfrute mucho con lo que hacemos, por lo menos, la mitad de lo que disfrutamos nosotros.
A continuación, vídeos de las dos actuaciones de la Cuadrilla Roscaderos Lécera esta temporada:
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El problema es que en Aragón la ley dice que debe haber ambulancia con medic@, enfermer@ y Tecnic@ Emegencias. La ambulancia como en este caso de Nacho en Casetas pueden ser VOLUNTARIOS de Cruz Roja como el personal medico puede ser cirujano como otorrrino… En otras comunidades vecinas como Comunidad Valenciana, Castilla La Mancha o Madrid se exige “Remolque” de enfermeria Movil o Quirofano Movil , sea concurso Roscaderos, Anillas o una suelta de vaquillas en recorrido de Calle… Se juegan la vida saliendo al ruedo o a la calle. ¡Animo Nacho y pronta recuperación!
Así es. A pesar de que en Aragón se goza de uno de los mejores (sino el mejor) reglamento taurino en cuanto a festejo popular, tiene un buen agujero con el tema sanitario. En ese sentido estaría bien echar un ojo a comunidades vecinas, sin ningún tipo de duda…
También comentar que podéis ver publicación de @mastaurina hace escasas 2 semanas en la localidad Turolense del Mas de las Matas, El Medico de la Ambulancia (Según comentarios) iba en un estado de embriaguez el cual tuvo que suspenderse temporalmente el festejo pero gracias a un vecino medico anestesista, se quedó como medico voluntario en la ambulancia para asi poder continuar el festejo.
Cabe recordar que debería haber en cada acto taurino presencia policial para entre otras cosas comprobar datos del personal de la ambulancia y documentación de la ambulancia también para corroborar si es el tipo de ambulancia mínimo que se exige que muchas veces no es así.