Daniel Azcona ‘Cebadita’: 25 años custodiando sueños y miedos en la puerta de toriles
Si hay alguien que vive los Sanfermines con intensidad y pasión desbordante, es Daniel Azcona, conocido como Cebadita. Desde hace 25 años, es el torilero de la plaza de toros de Pamplona, encargado de abrir y cerrar la puerta que conecta los sueños y los miedos de los toreros con el ruedo. Gran aficionado al toro y al mundo que lo rodea, dejó de correr encierros en su Pamplona natal tras un episodio que marcó su vida: los Miuras de 2003 quisieron dejar la plaza sin torilero y lo mandaron al hospital durante el encierro de esa mañana. Amigo leal y personaje entrañable, si no existiese, habría que inventarlo. Genio y figura.
Un apodo con alma de familia
El apodo Cebadita tiene una conexión directa con la ganadería Cebada Gago, con la que Daniel mantiene una relación especial. “Principalmente por la amistad que me une con la familia Cebada Gago, es como si fuera mi segunda casa”, explica. Su vínculo con esta emblemática ganadería ha marcado tanto su trayectoria como su identidad dentro del mundo taurino.
Corredor del encierro de Pamplona
Daniel comenzó a correr encierros muy joven en Pamplona, pero un Miura decidió cambiar su destino. “Los Miuras dijeron: ‘dejamos la plaza sin torilero’. Precisamente ayer hizo 20 años de aquello, cuando un encierro me mandó al hospital y dejó la plaza un par de días sin torilero”.
Aunque confiesa que extraña correr el encierro, su actual posición le permite vivir los toros desde una perspectiva única: “Pasas mucha envidia, y más siendo una persona que corre encierros un día sí y otro también. No volver a hacerlo en Pamplona, en la NBA, pues pasas mucha envidia. Pero lo suplo estando en un sitio privilegiado de la plaza de toros de Pamplona, con el privilegio de salir al ruedo delante de 20.000 personas. Tienes tus momentos de gloria, estás muy cerca del toro, de los toreros, de la gente del mundo del toro. Siempre tienes unos segunditos de protagonismo”.
Y a él, que adora las cámaras, estar en el ruedo cada tarde le hace sentirse en su salsa.
El toro que más le ha impresionado en Pamplona
Hablar de toros que le han marcado lleva a Daniel a evocar a Capuchino, el toro de Jandilla que en 2009 segó la vida del corredor Daniel Jimeno. La emoción en sus palabras es palpable: “Fue muy emotivo. Yo era amigo de su padre y un percance de ese tipo… Me acuerdo que, a la hora de salir el toro, le pedí permiso al torero para abrir el portón y luego al cielo. Luego le pegué un pase de pecho con la llave que me quedé…”.
La Feria del Toro 2023, según Cebadita
Daniel ha sido testigo de cada detalle de la Feria del Toro, y este año nos ofrece su balance particular:
“Ha ido un poquito hacia arriba. Empezó flojita flojita, pero hemos tenido tres buenas corridas de toros: Fuente Ymbro, Jandilla y Victoriano del Río. Ayer hubo una vuelta al ruedo a un toro que podrían haber sido dos. Empezó flojita con La Palmosilla y Escolar. Subió un poquito con los Cebaítas, no mucho, vamos a decirlo, no mucho, pero luego fue hacia arriba. Y hoy mis queridos Miuras, a ver qué hacen. Igual hay alguna sorpresa”.
Pamplona: el nombre de las calles suena a encierro
Para Daniel, Pamplona tiene un lugar especial en el corazón de cualquier amante del toro:
“Lo tiene todo. La esencia, el olor, el recorrido… esas calles son míticas ya. Sólo su nombre suena a encierro: calle Estafeta, Mercaderes, Santo Domingo. Las pronuncias y a todo el mundo le viene la imagen de un toro en la calle. Hay encierros hermosísimos por toda España, pero Pamplona es la NBA. Es incomparable. Además, acompañado de estas fiestas de San Fermín que, como dice la canción, son incomparables en el mundo entero”.
El toro como símbolo de vida
Cuando le preguntamos qué significa el toro para él, Daniel responde sin dudar:
“Vida. Vida. Vida porque te hace sentir vivo, aunque te pueda matar. Puede sonar a contradicción, pero correr un encierro y ponerme delante de un toro me da vida”.
Esta conexión con el toro no es solo una afición; es una forma de vivir que lo lleva a recorrer kilómetros para participar en los encierros más importantes:
“Me levanto por la mañana, madrugo para hacerme 300 km y correr un encierro. Así vivo la vida: exprimiéndola al máximo”.
Sin embargo, admite que no siempre puede hacerlo con la intensidad que desearía:
“Quisiera hacerlo un poquito más porque me detienen unas cuantas cositas, pero sí, trato de exprimir la vida al máximo”.
Lee la entrevista completa a Daniel Azcona pinchando aquí.