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jueves, 24 julio 2025

Entrevista a Juan Quiñones, mayoral de Cebada Gago: “El toro para mí es todo”

Juan Quiñones, mayoral de los toros más temidos del encierro, nos habla de la corrida, del campo y de San Fermín.

En un rincón de la provincia gaditana, donde la tradición se siente en el aire y el tiempo parece detenerse, se ubica la ganadería de Cebada Gago. Allí trabaja Juan Quiñones, mayoral de la finca y tercera generación de una familia profundamente unida al cuidado y crianza de toros bravos. En esta entrevista, Juan nos explica qué significa vivir por y para el toro, llevando con orgullo la esencia de una de las ganaderías más queridas, temidas y respetadas en las fiestas de San Fermín en Pamplona.

Con humildad y arte andaluz, comparte los detalles y la dedicación de su trabajo, tanto en el campo como con los animales. Además, habla sobre la corrida que ha cautivado en el Gas, cómo cuida a los toros allí y lo que espera de ellos. Y, por supuesto, de las características que hacen únicos a los Cebaditas en el encierro.

La tradición familiar en Cebada Gago

Juan, como su abuelo y su padre antes que él, ha crecido entre vacas y toros. “Soy la tercera generación. Mi abuelo estuvo, después mi padre y ahora sigo yo. Toda una vida, nací en la finca“, comenta con orgullo. Su trabajo consiste principalmente en el cuidado de las vacas madres, desde la crianza de los becerros hasta que los toros salen a la plaza.

El Toro

Para Juan, el toro es todo. “Esto de salir por las mañanas y ver las vacas paridas, ver los becerritos, poner los crotales, el destete… después criar los toros, hasta que salen de la ganadería. Después, cuando llegan a la plaza, me gusta que sean los mejores“. En este trabajo, cada paso cuenta, y la dedicación es constante.

El día a día de un mayoral

Poner los crotales a los becerros es uno de los trabajos a los que se enfrenta Juan. “El que es pequeño lo coges encamado y no da muchos problemas, pero el que tiene cuatro o cinco días hay que cogerlo con el caballo corriendo, enlazarlo y montarlo en el caballo para poner el crotal. Además, la finca tiene un terreno muy difícil para trabajar, es complicado“, explica.

En cuanto al personal, Juan es el principal responsable en la finca, donde trabaja en solitario para realizar tareas como la creación de lotes, el saneamiento y la gestión de los animales. “En la finca en la que estoy, trabajo solo yo. Tanto para hacer lotes, ahijar, acrotalar, saneamientos… y ahí no queda todo, sino que tengo que ir a la finca donde están los toros de corridas“, dice Juan, explicando el esfuerzo diario que implica su trabajo. En la finca donde se encuentran los toros de corridas, dos o tres chavales ayudan con el mantenimiento.

La ganadería Cebada Gago cría cada año cerca de 100 becerros, de los cuales solo unos 30 o 40 se convierten en toros para las corridas de toros. “Hay mucho desperdicio, el que nace bizco, el que se queda para novilladita… y se quedan 30 o 40 para hacer tres o cuatro corridas buenas“, afirma Juan sobre el proceso de selección de los toros.

La Feria del Toro

El mayoral destaca la dificultad de preparar los toros con el trapío y resultados que exige Pamplona. “Es complicado sacar ocho toros con caras, trapío, bien rematados con buena nota, es complicado. En las demás plazas cuesta menos trabajo, pero Pamplona es especial para eso“, comenta, resaltando las exigencias de la plaza de Pamplona.

Con respecto a la corrida de este año en Pamplona, Juan no duda en afirmar que la suya es la mejor: “La mejor de todas, es indiscutible“. Asegura que lo más importante para él es que los toros salgan bien, “que salga algo bueno para repetir al año que viene, con eso hay bastante ya“, y añade conociendo a sus toros: “Y que den leña en las calles, que la gente quiere leña en las calles“.

En cuanto a la relación entre el encierro y la corrida, Juan cree que la preparación de los toros es fundamental, y que correrlos a diario en la finca se nota en la lidia. Aunque reconoce que no es algo que se note demasiado en el encierro, “influye más bien en la plaza, que el toro esté más musculado”, dice.

Vacaciones por San Fermín

Para Juan, San Fermín es más que una fiesta: “Mis vacaciones (risas)”, bromea, pero también se toma muy en serio su compromiso con los encierros. “Es la única plaza a la que vengo, a Pamplona nada más, a las demás corridas de toros no voy a ninguna“, dice, destacando el vínculo especial que tiene con esta plaza y la gente de Pamplona, que lo trata como uno más de la ciudad.

Además, también visita una novillada, pero se siente muy querido en la capital navarra, “A las novilladas sólo voy a Villaseca. Esos son los dos festejos que yo hago; ¿por qué? Porque es donde veo yo que estoy en mi casa, me conocen más aquí que la gente en mi pueblo.”

El encierro de los Cebaditas

El encierro de los toros de Cebada Gago siempre genera expectación. Juan asegura que sus toros son rápidos y difíciles de correr. “Ayer mismo estuve hablando con un corredor y me decía que es imposible ir delante de ellos porque hay corredores que hacen carreras de muchos metros, los llevan en la espalda tocándoles y no les hacen nada, pero al Cebaíta en cuanto lleva uno en la espalda lo engancha“, cuenta con una sonrisa. Y añade: “Son muy rápidos“.

Una de las características que los corredores destacan de los toros de Cebada Gago es su mirada. Juan lo confirma: “Sí, por eso yo creo que los toreros no los quieren, porque la mirada les hace temblar, como si les dijese ‘no te acerques que te como’“. Sin embargo, aclara que en la calle no es lo mismo: “No, es porque te engancha. Tú no tienes pies para ir delante de ellos, ellos tienen más pies que tú y te quitan“.

Corrales del Gas

La llegada de los toros a Pamplona es un momento importante para la ganadería. Unos días antes de que suene el chupinazo del 6 de julio, los animales viajan desde Cádiz a los corrales del Gas donde serán visitados por miles de personas. Ahí, Juan debe asegurarse de que todo esté en orden. “Lo más importante es que no les falte la comida ni el agua, y que no se peleen. Ese es el trabajo más fuerte.” El cuidado constante es esencial para garantizar que los Cebaditas lleguen tranquilos a la plaza y no sufran ningún tipo de estrés que pueda afectar su rendimiento.

En cuanto al comportamiento de los toros este año, Juan confiesa que, afortunadamente, la situación es más tranquila que en otras ocasiones: “Este año están un poquito más tranquilos, pero he pasado noches enteras con la goma en la mano, esperando que se peleen para que no lo hagan.” Las peleas entre los toros son parte del proceso natural, pero es vital que no se lastimen, por lo que el mayoral siempre está preparado para intervenir si es necesario.

La labor en los corrales no termina cuando cae la noche. En los días previos al encierro, el sueño es escaso. “Dormir, duermes cuando sabes que están los de seguridad vigilándolos, porque si no, cuesta trabajo dormir,” nos dice Juan, quien debe estar siempre alerta ante cualquier cambio en el comportamiento de los toros.

Corralillos de Santo Domingo

Sin embargo, la noche del 7 al 8 de julio, cuando la tensión está en su punto máximo, es una de las más especiales para Juan. “La noche del 7 al 8 es la mejor de todas. Ya están en los corralillos, y normalmente, al cambiarlos de sitio, ya no dan problemas. Además, van 6, ya no están 8. Aunque es la más nerviosa, no puedo dormir. A la una de la madrugada, me doy una vuelta para ver qué hacen, y si a las dos sigo despierto, voy otra vez para ver si están tranquilos o nerviosos.”

A pesar de la incertidumbre de esos momentos, Juan sabe que una vez que los cebaditas estén enchiquerados, solo queda esperar. “Sabes que ya quedan horas, y en tres o cuatro horas, si no hay problemas de cornadas, ya estarán enchiquerados. Ahí es cuando me olvido, porque ya solo queda esperar.”

El cartel de este año

En cuanto al cartel para la corrida de este año, Juan muestra su optimismo: “Este año no es de los malos. Los chavales están ahí, intentando abrirse camino. No es como en otras ocasiones, cuando teníamos toreros que no conocía nadie”, explica con una sonrisa.

La experiencia cinematográfica

Juan también ha tenido una curiosa experiencia en el cine, participando como actor en una película llamada “Animal humano”. “He hecho una película como actor en la finca (risas)”, dice, recordando con humor cómo fue el rodaje: “Todo lo del campo fue perfecto, tenía 150 personas esperando a que les contara cosas del campo“. Sin embargo, reconoce que cuando tuvo que actuar fuera del campo, las cosas se complicaron: “Me comí media pata de jamón repitiendo una escena, aunque no fue mi culpa (risas)“.

Una vida dedicada al toro

El trabajo de Juan Quiñones en la ganadería Cebada Gago es una muestra del esfuerzo y la dedicación que requiere criar toros bravos. Desde el cuidado de las vacas hasta la preparación de los toros para las grandes ferias, su vida gira en torno a los animales que ama y con los que mantiene un vínculo especial. Ese respeto, dedicación y amor se refleja en cada corrida y en cada encierro.

Si quieres leer la entrevista original con todas las declaraciones de Juan Quiñones, pincha aquí

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