Un encierro para el recuerdo: emoción, peligro y bueyes rebeldes en la capital de la Ribera
Entre que es sábado y que en el quinto encierro de Tudela 2023 corrían toros de lidia, el recorrido del encierro de la capital de la Ribera estaba esta mañana a reventar. Números buenos corredores llegados de todos los puntos del país, incluso del país vecino, han hecho acto de presencia en la calle para esperar a los astados veragüeños de Lajunajanda. Hierro que, como os comentaba en la crónica de ayer, ganó el premio a la mejor ganadería de los encierros de Cuéllar 2018.
Así pues, puntual como siempre, a las ocho de la mañana el cohete ha subido al cielo tudelano para dar el pistoletazo de salida al quinto encierro de las fiestas, en el que los toros y los mozos nos han dejado un encierro para el recuerdo; muy largo, emocionante y con peligro. Pero, vayamos por partes.
La torada ha escuchado el cohete como quien escucha llover, se lo han pensado un ratito y con tres enormes bueyes por delante han saltado al asfalto ribereño los doce animales, con dos toros cerrando el grupo. Enseguida la carrera ha comenzado a subir de intensidad y de velocidad, se ha estirado muchísimo rompiéndose en dos grupos.
Ya en la Cuesta de la Estación un morlaco iba adelantado y suelto por delante poniendo en verdaderos aprietos a los mozos. El resto de los bureles también iban muy sueltos en la amplitud de la calle.
Ha sido verdaderamente emocionante y bonito ver cómo lanzaban miradas y se iban adelantando a la cabestrada para llegar a Caritat cuatro toros por delante en fila india seguidos por un buey, y detrás de él, el resto de animales. O no, porque tres de los mansos se han perdido por el camino, luego hablaremos de ellos. Así pues, en Caritat ha sido muy bonito ver tanto morlaco abriendo carrera y los mozos aprovechando, no era fácil correrles ahí hoy.
Muchas veces se escuchan quejas de que si el antideslizante en Pamplona no rompe el encierro y esas cosas que todos sabemos. Pues bien, en Tudela han vuelto a chocar los toros con el vallado ciego de la Curva de Caritat con Almajares por segundo día consecutivo. Y, el resultado ha sido el contario al que todos esperan que sea cuando no hay antideslizante: el hecho de que los morlacos hayan chocado y resbalado, les ha servido para reagruparse al incorporarse. Con lo que, a partir de ese momento por delante iban todos los toros hermanados con tres bueyes. Pero ojo, abiertos y con posibilidades de correrlos.
Los excelentes corredores que se han dado cita han aprovechado bien esas posibilidades. Ojo, hoy no ha habido toro para todos. A pesar de eso las carreras han sido de muy bella estampa, muy ajustadas y meritorias tanto en Almajares como en la Avenida Zaragoza.
Ahí hemos visto a corredores brillar con toda la manada de toros detrás, pero también los ha habido que se han metido en medio de la manada aprovechando huecos inverosímiles para colocarse delante de los últimos astados. Trepidante y muy bonito, espectacular paso del encierro por esta Avenida tan conocida. Destacar que hoy se han producido muchas más caídas en este punto, algunas incluso en la cara de los toros. Afortunadamente, ninguna con consecuencias.
Momentos de tensión del encierro
Al llegar a la última curva, antes de la bajada al callejón, hemos vivido el momento de más peligro del encierro. Dos grandísimos y conocidos corredores se han cruzado entre ellos por el medio de la manada, una cosa de locos. Se han visto comprometidos, se han metido un poco en un lío. El primero de ellos ha librado la situación con arte y maestría, terminando su espectacular carrera en el albero de la plaza con los astados en los riñones. Ha controlado el espacio, el tiempo y la velocidad. Perfecto. El segundo de ellos lo ha tenido más complicado, se ha quedado atrapado entre dos toros y ha librado la cornada por milímetros. Muy emocionante.
Otro momento de tensión se ha vivido esta mañana cuando un mozo ha caído frente a los últimos dos toros en la entrada a la arena de la plaza y ha sido pisoteado.
Bueyes díscolos
No puedo cerrar esta crónica sin volver a hablar de los bueyes que faltaban por llegar, los que se han perdido por el camino, que hoy han protagonizado otro show. Al llegar a la bajada al callejón se han encontrado con la puerta de la plaza de toros de la Chata de Griseras cerrada. Ante eso se han dado la vuelta y han corrido como espantados en dirección contraria hasta la Avenida Zaragoza, creando una situación entre cómica, divertida y, también, un tanto peligrosa.
Mañana el último encierro para cerrar un fantástico serial de la feria de Tudela 2023. Llegan, de nuevo, los jaboneros de Prieto de la Cal, ahora con toros. Mañana llega, de nuevo, el picante a las calles ribereñas. Suerte a todos.
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