Encierro Txiki con carretones hoy lunes a las 17:30
Tres del tres, tres de marzo, tercer peldaño de la escalera sanferminera y el Ayuntamiento de Pamplona ha tenido a bien dedicar este escalón a la infancia programando diferentes actos para los más pequeños. Entre estos actos, a las 17:30 horas de esta tarde se han citado a los pequeños pamploneses para un encierro de carretones, con el fin de promover las carreras y el encierro entre esos niños que sueñan con un día llegar a correr el encierro como sus mayores. El encierro txiki con toricos de ruedas tendrá una media hora de duración, media hora donde seguro que los peques disfrutan a placer soñando con toros.
Siempre es bienvenido un encierro txiki, aunque sea con carretones, así que, por ese lado, bien por el Ayuntamiento de Pamplona al colocar este acto en su programación. Sin embargo, no es de este encierro txiki del que quiero hablar en estas líneas con motivo del tercer peldaño. Aprovechando que el consistorio pamplonés ha decidido dedicarle este escalón a la infancia, hablemos del auténtico encierro txiki de Pamplona.
Encierro Txiki años 80
Los niños sanfermineros en los años 80 tuvieron el privilegio de disfrutar de correr delante de becerros por la mismísima calle Estafeta. Un auténtico sueño, un lujo, que se cumplió entre los años 1979 y 1987. Nueve sanfermines durante los cuales, una vez acabado el encierro, se soltaban becerros en Estafeta y, al igual que en el de los mayores, se conducían hasta la Plaza de Toros de Pamplona. Dando, de esta forma, la oportunidad a la cantera de sentir la emoción de pisar el albero con los novillos atrás y la plaza hasta la bandera. Felicidad.
En estos encierros, los futuros corredores tuvieron sus primeros contactos con los animales bravos, pudieron poner a prueba su valor, sintieron la adrenalina y la emoción mientras recibían los consejos de sus mayores, de sus referentes, de sus ídolos, que, a su vez, en muchas ocasiones, eran sus propios progenitores o hermanos mayores, los cuales acababan de finalizar su carrera diaria.
Estos encierros cultivaron una gran cantera de mozos y se forjó una gran saga de corredores navarros, una buena cantidad de grandísimos corredores, con los valores y la pureza del encierro fluyendo por sus venas desde tan temprana edad. Estos niños y adolescentes dejaron carreras memorables, con los periódicos de sus mayores en la mano, por la Estafeta en estos años 80. Magia, esencia, tradición, verdad y belleza.
Adiós en 1987
Todo esto se truncó en 1987, cuando el 1 de julio de ese mismo año se firmó una resolución Foral del Gobierno de Navarra para prohibir estos encierros. El Ayuntamiento presentó un recurso contra esa prohibición y consiguió que se suspendiese para ese año 1987, así que ese año pudieron realizarse tal y como estaban previstos en la programación festiva de ese año. Sin embargo, fueron los últimos. Complicándose aún más su celebración a partir del año 1992, cuando se aprobó el actual Reglamento Taurino de la Comunidad Foral de Navarra.
Así pues, el Reglamento navarro reza lo siguiente:
“Artículo 91. Participación en espectáculos populares.
- En los espectáculos populares tradicionales no se permitirá en ningún caso la participación de menores de 16 años, que únicamente podrán acudir como espectadores. La empresa podrá elevar la edad mínima de participación hasta 18 años.”
La empresa en este caso es el Ayuntamiento de Pamplona y, con acierto, elevó la edad mínima de participación en el Encierro de Pamplona hasta los 18 años. Así pues, nos encontramos con que un joven pamplonés no puede participar hasta esa edad, lo que viene a decir que, si el joven no ha tenido la oportunidad de acercarse a otras poblaciones, su primer contacto con el encierro y con un animal bravo será delante de toros de 600 kg. Todo un despropósito.
Comunidades vecinas
Afortunadamente, no en todas las Comunidades Autónomas los reglamentos son tan estrictos con relación a la participación de los menores de edad en los festejos populares taurinos y en las vecinas La Rioja y Aragón los niños pueden probarse mucho antes. Dejo por aquí el artículo del maravilloso reglamento de esta última aprobado en 2023 en el que se menciona el asunto; ojalá un “copia y pega” de los puntos tres y cuatro del artículo cuatro en todos los reglamentos del país:
Reglamento aragonés:
“Artículo 4. Participantes y espectadores.
3. La presidencia evitará, mediante el recurso a las fuerzas y cuerpos de seguridad, si fuere preciso, que en los festejos tomen parte activa personas menores de dieciséis años, salvo mayores de catorce años alumnos de una escuela taurina autorizada…
4. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, podrá autorizarse la suelta de reses y el toro ensogado en los que participen:
a) Exclusivamente menores de entre catorce a dieciséis años, previo consentimiento escrito de sus padres o de quienes les sustituyan en el ejercicio de funciones propias de la autoridad familiar o patria potestad, cuando intervengan exclusivamente reses de ganado de lidia de hasta veinticuatro meses…
b) Exclusivamente menores de catorce años acompañados de sus padres o de quienes les sustituyan en el ejercicio de funciones propias de autoridad familiar o patria potestad cuando intervengan exclusivamente reses de ganado de lidia de hasta dieciocho meses…”
De esta forma, el Gobierno de Aragón no sólo facilita el mantenimiento de una afición y una tradición, sino que ayuda a conservar y promover la cultura de sus pueblos, así como potencia el turismo taurino de los mismos. Un turismo importante, pues tiene una alta repercusión en la economía local de las zonas rurales de la Comunidad.
Pero, sobre todo, y lo más importante, facilita que los niños, niñas y adolescentes, que sueñan con ponerse delante de los animales, lo hagan antes de tener que enfrentarse a los toros y vacas que vemos en las calles y plazas en los festejos de sus mayores. Así, el aprendizaje es progresivo y más seguro de cara al futuro, pues limita los riesgos que supone que un joven inexperto se ponga por primera vez delante de un astado al cumplir su mayoría de edad.
Los Txikis formaron leyendas
Los encierros txikis no sólo servían para que los niños cumplieran su sueño de correr en San Fermín, sino que formaban parte de un proceso de aprendizaje crucial. No se trataba solo de echar a correr delante de los becerros, sino de entender el respeto por el animal y por los compañeros, la importancia de la colocación y la lectura de la carrera. Los pequeños aprendían con el ejemplo de los mayores, que les guiaban con consejos precisos, corrigiendo errores y enseñando a valorar el encierro de Pamplona como merece.
Aquellos niños que crecieron en la Estafeta corriendo con becerros, años después, se han convertido en leyendas vivas y activas del Encierro. Corredores con una base sólida, con experiencia acumulada desde la infancia, con el respeto que les transmitieron las leyendas de la época y que tan bien aprendieron.
Uno de los grandes activos del Encierro de Pamplona son los corredores de la tierra, sus conocimientos y su buen hacer. Dejemos que las siguientes generaciones puedan aprender de su mano por San Fermín, pues nadie les enseñará y transmitirá mejor los valores, la esencia y la pureza del mejor encierro del mundo.
La “Mesa del Encierro” de Pamplona intentó en 2022 recuperar los encierros txikis en la ciudad; ojalá sigan luchando y terminen consiguiendo que los niños y niñas vuelvan a cumplir sus sueños corriendo delante de becerras por el Casco Viejo de la Vieja Iruña mientras reciben los sabios consejos de sus mayores.
Feliz tercer peldaño de la escalera sanferminera. ¡Viva San Fermín! ¡Gora San Fermín!
Ya falta menos.