Ya estamos en las puertas de San Fermín. Ya no queda nada. Apenas quince días. Ya cuesta dormir.
El nudo en el estómago cada día más fuerte, más presente. San Fermín está a la vuelta de la esquina. La espera está finalizando y la cabeza no puede dejar de pensar en otra cosa.
En dos semanas, la vida se vivirá de otra forma: más bella, más intensa, más pletórica; con más miedo, con más sabor, con más verdad.
La vida se vivirá con más color. Con ese color inconfundible, ese color que nos enciende y nos motiva: la vida se vivirá en blanco pureza y rojo pasión.
En estos días previos, os quiero hablar del respeto. Algo fundamental que todos deberíamos tener presente, pero que parece que muchos carecen de él. Hay personas que no sólo no conocen lo que es el respeto, sino que hacen poco para conocerlo. Así que, hablemos de él y recordemos no sólo por qué es tan importante, sino por qué el respeto es el pilar fundamental en el que se basa el Encierro y la Tauromaquia.
1. Respeto al toro
Porque sin él, no hay encierro. No hay San Fermín. No hay sentido. No hay Fiesta.
El toro es el centro de la fiesta en Pamplona. El animal más bello que existe en la faz de la Tierra, el más bravo, el más noble, el más singular. Al toro hay que respetarlo y honrarlo, recordando siempre que es el auténtico protagonista del Encierro.
El toro es símbolo de la verdad más pura: la vida y la muerte.
Desgraciadamente, día sí y día también, vemos cómo algunas personas le faltan al respeto: tocándolo, apoyándose en sus lomos, citándolo cuando no hay que hacerlo.
Faltas de respeto que, además, están prohibidas por ley, pues la normativa estipula sanciones para quienes lo hacen.
Ojalá en este San Fermín 2025 podamos decir que se ha respetado al Rey de la Fiesta en el Encierro de Pamplona.
2. Respeto a los pastores
Los pastores son la máxima autoridad en el encierro según la normativa, y de antes de que existiese esa normativa, también. Su misión fundamental es que los toros lleguen íntegros y sin lastimarse a la Plaza de Toros de Pamplona. Además, intentan que a los participantes tampoco les pase nada, así que, muchas son las veces que se juegan la vida por ayudar al prójimo. Se merecen algo más que respeto.
A los pastores se les escucha, se les obedece, se les agradece. Son también ángeles de la guarda en la calle, intentando siempre que todo funcione correctamente dentro del caos controlado que es el Encierro de Pamplona.
Si ves a un pastor correr, significa que los toros ya te han sobrepasado. Así que retírate, respeta, y no corras detrás de los toros: a los toros se les corre delante.
3. Respeto al compañero
Una de las grandes diferencias entre cualquier otro festejo taurino y el Encierro de Pamplona es esa multitud que te rodea cuando estás cerca de un toro.
Al compañero hay que respetarlo siempre: se está jugando la vida igual que tú; incluso, a veces, se la juega por salvar la tuya.
Así que respetemos al de al lado. ¿Cómo?
Respetando al que viene colocado delante de los toros. Respetando su carrera.
Respetar es correr sin empujones, sin tirones de camiseta, sin codazos.
Es correr limpio, sin frenarse para obstaculizar, para desequilibrar.
Correr sin tocar al toro que otro compañero está corriendo.
Porque cuando corres, corres con dos mil más.
Y muchas veces es ese otro quien te salva la vida.
Ese compañero de carrera que te da el relevo, que te avisa, que te grita, que te alienta. Y, por supuesto, te cuida.
4. Respeto al Encierro
Porque esto no es un juego, ni un botellón, ni un acto más de las fiestas.
Aquí no se viene a bailar reguetón ni a cantar sevillanas, ni a grabar vídeos mientras corres, ni a hacerse selfies en carrera.
Hay que respetar el Encierro informándose antes de entrar en el recorrido de lo que es un encierro. Conocer es respetar. Informarse es respetar.
Entrar en el recorrido en estado de embriaguez, drogado o sin estar en plenas facultades físicas o psíquicas es faltarle el respeto al Encierro.
Acceder y correr con bolsos, mochilas, e incluso patinetes, es faltarle el respeto al Encierro.
Correr es respetar.
Entrar al recorrido sin intención de hacerlo, o simplemente para observar el Encierro desde dentro, es una falta de respeto al Encierro y a todo lo que lo compone.
Para ver el Encierro, lo mejor es un balcón, un vallado, la Plaza de Toros o la televisión.
Pero nunca el adoquín. Nunca la calle.
Respetar el Encierro de Pamplona es también acatar las normas que el mismo tiene, que en ocasiones no son las mismas que las de otros lugares, pero todas tienen su por qué.
Porque si banalizamos el Encierro, lo desnaturalizamos. Y si lo desnaturalizamos, lo destruimos.
5. Respeto a Pamplona
La Vieja Iruña es una ciudad acogedora, que abre sus puertas cada mes de julio a todos los visitantes que llegan desde cualquier parte del mundo, sin preguntas, sin prejuicios, sin miramientos.
Pamplona es bella. Tiene encanto, tiene magia, tiene esencia. Y tiene tradiciones y normas.
Respetar a Pamplona es hacer caso a esas normas y a sus tradiciones.
Como el blanco y el rojo que nos iguala a todos.
6. Respeto a San Fermín
Porque sin Él, esto no se explica.
Porque todo empieza con una misa de escalera. Después, con un pañuelo alzado, continúa con una bendición a los corredores y prosigue con una oración cantada.
Porque al final, por mucho valor y decisión que tengas, sabes que puede haber algo que no controles. Sabes que, para eso, Él está ahí. Y te encomiendas.
San Fermín es la fe, la tradición, el refugio y el misterio.
Es quien nos convoca, quien nos hermana, quien nos bendice, quien nos protege.
Y por eso se le respeta.
Porque donde no llega el pastor ni el compañero, llega el capotico de San Fermín.
Porque sin Respeto, nos cargamos el Encierro y las Fiestas de San Fermín.
Sin Respeto no hay Esencia.
Sin Esencia, nada tiene sentido.
Respetar es Amar el Encierro.
Viva San Fermín. Gora San Fermín. Ya Falta Menos.
