Seis del seis. Sexto peldaño.
La escalera cruje.
El corazón se encoge.
El alma tiembla.
Ya huele a Toro.
Ya huele a Toro en Pamplona.
Ya espera el vallado,
y espera el adoquín.
Ya aguarda la Estafeta,
ya vibra el albero.
Ya se prepara el Gas.
Ya late Iruña.
Cada día más cerca el primer cántico.
Cada noche más larga.
Cada día más sueños.
Cada noche más miedos.
La espera está llegando a su fin.
Ya se afinan los pasos,
Ya se afinan los miedos.
Se limpian los ojos y la memoria.
Se afinan las zapatillas, los rezos, los silencios.
El corazón se prepara,
el alma sueña.
Porque el encierro no se corre sólo con las piernas.
Se corre con respeto,
con entrega, con cabeza,
se corre con la mente,
se corre con el corazón,
se corre con el alma.
San Fermín no es una fecha más en el calendario.
Es un pulso. Es un sentimiento.
Es la existencia. Es la vida.
Un hilo invisible que une cuerpos y corazones en una misma carrera.
Una promesa que se cumple en julio,
pero se sueña los 365 días del año.
Falta poco para volver a verse las caras con la verdad.
Con esa verdad que aparece a las ocho en punto
y que no se puede disfrazar.
La que te mide sin palabras,
la que no miente,
la que pone a cada uno en su sitio,
aunque a veces duela,
aunque a veces emocione hasta las lágrimas.
Esa verdad que hace temblar,
Esa verdad que le da sentido a todo,
Esa verdad que nos muestra el Encierro.
Falta poco para vestir de blanco y rojo,
y atarnos el pañuelo al cuello.
Falta poco para volver a brindar,
a sufrir,
a disfrutar,
para volver a almorzar,
a reír,
a bailar,
falta poco para volver a sentir,
falta poco para volver a vernos.
Volveremos a encontrarnos,
con amigos,
con conocidos,
con la familia del encierro.
Volveremos a abrazarnos al alba,
a mirar el cielo buscando respuestas,
a compartir el miedo como se comparte el pan.
Y volveremos también a correr.
Con las piernas temblando y la cabeza fría.
Con la humildad por bandera,
con el sentimiento en la piel,
con la pasión latiendo,
con el talento arrollando.
Con afición, con pasión,
volveremos a correr por los que están
y por los que estuvieron,
por los que vendrán
y por los que no pueden.
Volveremos a correr por nosotros,
por lo que fuimos,
por lo que somos,
por lo que seremos
y por lo que nunca dejaremos de ser.
Porque el encierro es muchas cosas,
pero sobre todo es una forma de vivir.
Y los que lo llevamos dentro sabemos que
cada julio cargamos las pilas,
cada julio renovamos el alma.
San Fermín está cerca.
Y en este lado del corazón ya se ha prendido la mecha.
La cuenta atrás está terminando.
Y todo lo que somos está más cerca… tic tac, tic tac.
Seis del Seis,
ya suena el redoble,
ya se acerca el Toro.
Ya se siente,
se huele,
ya golpea el pecho.
Se despiertan las cicatrices,
y las inseguridades.
Se abren los silencios,
se habla con las miradas.
Se despiertan los deseos,
los anhelos,
los sueños de todo un año.
Se abrazan los recuerdos,
se sueña con carreras,
se sueña con el Toro,
se sueña con la Gloria.
Porque esto es más que una fiesta,
más que un rito,
más que historia.
Esto es la Vida.
Esto es San Fermín.
Esto es volver a ser.
A ser uno mismo.
A ser de nuevo.
A ser sin más,
a ser, de verdad.
San Fermín es familia,
es respeto, es igualdad.
San Fermín es felicidad,
es liturgia, es esencia.
San Fermín es fiesta,
es caos, es belleza.
San Fermín es locura,
es cordura, es delirio.
San Fermín es pureza,
es pasión, es lealtad.
San Fermín es amistad,
es amor, es verdad.
San Fermín es creer,
es soñar, es volar.
San Fermín es Pamplona.
Pamplona es única,
distinta, eterna.
Pamplona es refugio,
es la paz y es nervio.
Pamplona es magia,
es deseo y es fuego.
Pamplona es abrazo y es miedo,
es grito y es silencio.
Pamplona es latido,
es infancia y es perfecta.
Pamplona es historia,
es grandeza y es la Gloria.
Pamplona es la Catedral,
el éxtasis, el culmen.
Pamplona es el todo.
Ya huele a Toro en Pamplona.
¡Viva San Fermín!
¡Gora San Fermín!
Ya Falta Menos